Ocaso.
Pálido cual rosa rubor al anochecer, el tímido empíreo cubierto hasta los pies duerme entre sábanas negras, de letras llenas, y se oculta tras el papel, donde pacientemente mi prosa mece sus hojas, como un sauce que da sombra antes de perecer.
Como esclavo, vivo relegado tras un...
Como esclavo, vivo relegado tras un...