Entre tú y yo, Dulcinea, hay una joya de amor
la que encuentro en mi victoria, cuando
la sangre hierve, ¡como en batalla!
¡porque el amor es guerra!

Jugar no se puede porque juego no es;
otra vez te encuentro dudando de mi
y sin desmerecer, ¡falta de respeto es!
a la vez que olvidas lo que he hecho por ti.

De estos dos carbones saldrá un diamante
¡en el nido de nuestro romance renace!

Antaño se daban flores y cartas
más yo te doy mi sangre y mi rabia,
por esta pasión transmutadas, por ti
reina que domina y cura
¡primeros ojos en el alba!

© Amador Gracián