Niña guerrera
Buscando explicaciones en la nada, pregunté al cielo en donde estaba,
Lacónicos silencios me responden, con látigos sutiles de recuerdos,
Sangrando en la ardorosa carne viva, de liturgias y de credos,
Se rompen los turgentes lagrimales, de una pena aprisionada.
Persiguiendo esa mirada de ternura, que me cuida desde cuna,
Me oculto en el refugio de la sombra, que quedó de su partida,
Absorto, ante aquel maldito instante, de esa triste despedida,
Rasguño cada pedazo de mi alma, con el filo de una pluma.
Busque en altares y sagrarios, el nombre de la niña que es guerrera,
Y una íntima voz, atronadora, tal vez de dios o de locura,
Me dice que me cuida desde arriba, aún en las noches más oscuras,
Al final del horizonte y con brazos abiertos, ella, aún me espera.
Ooz.
© All Rights Reserved
Lacónicos silencios me responden, con látigos sutiles de recuerdos,
Sangrando en la ardorosa carne viva, de liturgias y de credos,
Se rompen los turgentes lagrimales, de una pena aprisionada.
Persiguiendo esa mirada de ternura, que me cuida desde cuna,
Me oculto en el refugio de la sombra, que quedó de su partida,
Absorto, ante aquel maldito instante, de esa triste despedida,
Rasguño cada pedazo de mi alma, con el filo de una pluma.
Busque en altares y sagrarios, el nombre de la niña que es guerrera,
Y una íntima voz, atronadora, tal vez de dios o de locura,
Me dice que me cuida desde arriba, aún en las noches más oscuras,
Al final del horizonte y con brazos abiertos, ella, aún me espera.
Ooz.
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