Querida Anne,

El día de hoy me levanté más temprano, no buscando si quiera tus huellas, o las migajas de galletas y olor a café como acostumbras preparar en las mañanas. Ni siquiera alguna explicación efímera, solo pensar para mí, porque me he dado cuenta que ahora, abundo solo yo en este comedor vacío, sin alguna simpleza como lo es tu cuadro de frutas en la pared. Cabe decir que solo existo yo en este amplio y solidario lugar, en el que construíamos un aire esporádico y divino.

En dado caso, me gustaría empaparme de una idea vanguardista y, verificar si eso que deduje de principio a fin; como la creación en el Génesis fue verídica, desde el inicio de los tiempos. Aunque claro, que me haya topado con tal hada oscura que con simpleza me hace recordar a los sapos y criaturas bestiales, no me produce ni el más mínimo miedo, solo es mi alma, tratando de recordar su labor, su origen cósmico y material.

Es por ello que me limito a optar como fuente de inspiración las palabras, percibir el algoritmo de tus acciones y como estas, me han agobiado insaciables veces. Únicamente, se trata de definir lo que estuve a punto de observar y al menos, plazmarlas, intercambiando tus piezas por mi arte, el de mi consciencia omnipotente.

Sé a lo que me enfrento y escuchar a esa ninfa ajena, me hace sentir desgraciado, solo has de escucharme, perteneciendo a la desgracia que has pisoteado. Porque en revelaciones, sé lo que sucede y a pesar de que para ti, no existan razones; soy capaz de sentirlas.

Hasta en otra vida, mon amour.


–Nikola.



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