Abuela, escribo esta carta al cielo, aquí estoy,
escribiendo estas líneas con mi corazón roto,
extrañando tus abrazos en este mundo tan frío,
donde a veces me siento perdido y solo.

El mundo es duro y oscuro, abuela querida,
sin tu luz, a veces la vida parece perdida,
me consuelo recordando tus palabras sabias,
pero aún así, el dolor se siente como una agonía.

Echo de menos tu risa, tu ternura y tu calidez,
cuando estabas aquí, todo era más fácil de ver,
ahora, la monotonía y el dolor son mi rutina,
y algunos golpes duelen más en el alma que en la piel.

La vida me ha tratado mal, abuela querida,
y a veces la tristeza parece no tener salida,
extraño ser aquel niño inocente y lleno de ilusión,
cuando tú estabas aquí, protegiéndome con tu amor.

En días como estos, en los que no sé ni por qué estoy,
desearía poder abrazarte y sentirme protegido otra vez,
pero sé que estás en un lugar mejor, en paz y en calma,

En lo más hondo de la vida, sin salida a la vista,
un chico que tocó fondo, en la oscuridad se desquicia.
Siente el frío en su piel, el silencio en su ser,
como si la caída no cambiara nada, solo suceder.

Antes en la cima, ahora en lo más profundo,
pero la soledad y el frío siguen siendo su mundo.
Nada parece diferente, todo igual de oscuro,
pero al menos desde abajo, vislumbra un futuro.

© Darcko