Miles de pensamientos en mi cabeza, llegan a mí con fuerza.

He caído en la cuenta, soy un cero a la izquierda.

Me odio y no hay peor cosa en este mundo que desear todo el tiempo vivir en otro cuerpo.

Nadie busca acercarse a un corazón herido.

Todos corren al ver a un ángel con alas rotas.

Solitaria y asustada busco desesperadamente llegar al sol cuando en realidad debería ir a la luna.

Una persona sin alma, ni esencia, gasta sus últimos suspiros buscando con ansias no consumirse en sus miedos.

Hay tantas personas a su alrededor, pero ninguna nota que sangra cada que sus mejillas se fruncen para sonreír.

Una sonrisa vacía, falsa y sin vida.

Fingir era mi refugio, fingir era el único espacio en blanco que había en la habitación para no sentir que me hundía, era la esperanza para no sentir una vez más que muero asfixiada, era lo único que me daba valor en el mundo.

Fingir fue ese cimiento que ayudó a sostener las ruinas de un viejo edificio, esperando una leve ventisca para ser derrumbado.


© All Rights Reserved