Hay cosas que tremendamente se soportan.

Se pulen, se lijan
se refriegan
hasta gastar la imaginación
la realidad
el pasado
para que el presente sea llevadero
para que el futuro tenga mejor color.

Se restriegan
con una lija de pura voluntad y olvido
con bastante agua
de esa con la que se riegan los ojos
puesto de rodillas
en el baño
donde el eco sollozante sea ahogado por el silencio.

Apretando los puños
hasta dislocarse las articulaciones
para que con los dedos rotos
poder acomodar la aceptación
en el cerebro
como una mantel en mesa nueva
y sacar al corazón
de la sala de terapia intensiva
después ponerlo a caminar otra vez
en unas prótesis de titanio
con tu nombre forjado en el costado.

© Noel Zepeda