En un vehículo llegó al vecindario aquella risueña alma canina. El dueño la contemplaba orgulloso; no más, era objeto que asemejaba un valor monetario.

Conforme pasó el tiempo, el cariño brindado a la mascota desapareció, dejándola abandonada en el barrio.

Alimentándose de basura, contenía la esperanza de encontrar amor. Y así fue: una familia quedó encaprichada por tal formidable mascota.

"More" (como le decían al canino) disfrutaba del cariño que ofrecía la familia. Cada vez que ellos llegaban a casa, "More" sonreía con sus pequeños ojos.

Se sentía feliz. En paz.

Sin embargo, su felicidad fue breve. El animal enfermó de una grave enfermedad la cual no contaba con cura. Mientras el hogar la cuidaba, perecía su inocente espirítu.

Pero su alma encontraba la paz por el hecho de que sentía en casa. Amada. Estaba feliz.

El fin de su recorrido se aproximaba y "More" se sentía satisfecha.

Escuchando una agradable melodía en el salón que era del médico veterinario, sintió un pinchazo. Las miradas preocupadas hacia ella. Lágrimas recorrían el rostro de las personas. Pero estaba en paz. Sí, lo estaba. De pronto, empezó a sentir una sensación de adormecimiento que mezclaba con la melodía. La habitación dejó de serlo, pasando a un hermoso prado con un brillante cielo azul. Buscó a la familia la cual tanto amaba. Estaban ahí, sonriéndole y "More" saltó hacia ellos, dando inicio a un lindo sueño eterno...

En el cielo.

Un lindo eterno sueño el cual vivirá siempre en el corazón de la familia que amaba "More".

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