Un tonto fui, siempre lo fui. Me levanté aún más roto de lo que estuve, encerrado en mi cuarto, repitiendo… te amo.
En la oscuridad, llorando como un inútil que se aleja de ti, hiriendo con palabras. ¿No es así, Arlette?
¿Y al final, qué cambió?
Solo soy un tonto.
Estúpido.
Un idiota.
Imbécil. Moriré así.
Hasta el final, todo lo que hice fue lastimarte y hacerte llorar como un verdadero...