...

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Dudas de noche, confesiones sin reproche
Tan solo como un monólogo,
tan triste que casi me ahogo.
Me ahogo en cada verso de tus palabras,
me toman,
me atan,
me amarran.
¿De verdad me aman?

No me siento tan acabado,
cómo desearía poder mostrarte que te amo.
¿Soy de tu agrado?
Realmente te extraño.

Tan triste,
solo quiero irme.
Espero que no tengas que irte.

Tan contradictivo,
tan adictivo,
tan lascivo,
tan dormido,
tan dolido.

¿Dolido?
¿Eso es lo que expreso?
La verdad es que ni un beso me merezco.
Tal vez soy deshonesto,
¿quién amaría a este plebeyo?
Tú tan arriba mirándome desde tan alto
y yo tan abajo.
Solo puedo soñar con medio admirarlo.

¿Admirarlo o admirarte?
De verdad desearte,
desear estar arriba.
Contigo, mi corazón palpita.
Toma tus vitaminas.

Tan contradictorio,
tan homófono,
suenan al unísono.
¿Eso es sinónimo?
No, antónimo.
Ya ni me acuerdo,
o al menos eso creo.
Toma de mis dedos,
me vuelvo adicto a ellos,
o eso deseo.

Tan odiado,
tan repudiado,
¿de verdad me has estado olvidando?
Pero cómo decirlo,
si aún estás conmigo.
No sé por qué lo digo.

Si todavía estás aquí,
perdiendo el tiempo.
Ve a saber qué podrías estar haciendo.
Decidiste quedarte conmigo,
con el plebeyo,
con el inaudito,
con el maldito.
Me cuesta decirlo,
pero en resumen,
te amo, te necesito.
Ven mi lirio,
por favor no me dejes solito.
© thom's thoughts