Soneto III
Hay cosa que me alarme, tú lo sabes.
Eterno que me mira y se acentúa,
remoto azul, lejana calle o rúa,
aurora en cuya nube anidan aves.
Oh, prístina mañana y dulce tarde,
que tercos soñadores...
Eterno que me mira y se acentúa,
remoto azul, lejana calle o rúa,
aurora en cuya nube anidan aves.
Oh, prístina mañana y dulce tarde,
que tercos soñadores...