Un espacio milimétrico se cuela entre nosotros.
Música de fondo.
Aire sofocado se matiza con tu aliento.
Me miras y te atraigo.
Te miro, irremediablemente magnético.
Nuestros cuerpos yacen en un abrazo perfecto.
Hay un segundo previo que se envuelve en deseo.
Enciende un fósforo y todo estalla en besos.
Tomo de tu aliento el oxígeno que necesito.
Ahoga todo lo que ya no importa.
Saboreas la canela, mis ganas y recorres mis aristas con tus dedos.
Descubres una silueta que se vuelve carne y hueso.
Yo, toco el cielo cuando aprisionas lo que es tuyo sin decirlo.
Una danza de lenguas inventan un idioma.
Juegan con los anhelos que lentamente cobran vida entre sofocos y medias sonrisas.
Te deseo, se figura en mis pensamientos.
Me deseas, se traslada el mensaje a tus besos y caricias.
Nos detenemos un segundo más.
Se desenfoca el lugar y solo estamos nosotros.
Existiendo en un cortejo tenso que mezcla agua y fuego en una sola mirada.
Tu boca, mi alimento.
Mis besos la confirmación de que nada es un sueño.
Agua y fuego se fusionan de nuevo.

© Emilia R.B