Perdón a mí mismo
Perdón por esas veces que te amé más de la cuenta,
perdón por entregarte el corazón a ciencia cierta,
disculpa por confundirme en lo poco de tus ojos,
y una disculpa enorme por amarte sin despojos.
Fui un tonto desde el primer momento que te miré,
era mejor no hacer caso y caso omiso yo miré,
me adentré de poco a poco a lo confuso de tu piel,
y ahora tengo por inercia marcharme o me perderé.
¿Por qué te aferras, a lo que no puede ser?,
viniste a arreglar las cosas y al mismo tiempo a perder,
pues es como si buscaras un futuro entre tú y yo,
cuando al mismo tiempo clavas una daga al esternón,
decidiendo, quedarte por devoción, y diciendo a oídos ajenos que no te quedaba opción,
doble cara me has mostrado, la del amor y el perdón, del poco amor que me diste y el perdón que me faltó.
A mí mismo, pues...