El odio de ser temporal
A lo largo de la vida, hay quienes parecen destinados a acompañarnos siempre, y otros, que aunque deseemos lo mismo, terminan siendo pasajeros. Somos criaturas que se aferran, a menudo, a lo que escapa de nuestro alcance, olvidando valorar lo que ya está en nuestras manos. En nuestro anhelo de tener más, descuidamos los gestos de amor que nos rodean, hasta que, en un suspiro, ese amor se desvanece y nos deja en un vacío profundo. Cada vez que la distancia nos separa de alguien que apreciamos, es como si el peso del mundo cayera sobre nosotros, y la nostalgia se instala en nuestro ser, aunque esa pérdida haya sido reciente.