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La Obra Final
En este rincón donde la luz se desvanece,
donde el eco de mis palabras llena el vacío,
escribo versos que brotan como el aliento,
la última obra que nace de mi ser interno.
Mis manos trazan palabras con delicada urgencia,
cada línea, un susurro; cada punto, un final,
cada estrofa que surge es un adiós que se libera,
un sueño que se plasma en la inmortalidad del papel.
He amado, he sentido, en poemas he habitado,
cada rima, un sentir; cada pausa, un suspiro.
Ahora, el final de mis escritos silenciosamente llega,
y en la calma, mi pluma concede su último trazo.
Así, con la serenidad de quien ha compartido su alma,
sin temores, sin deseos, sin más lágrimas que derramar,
dejo que el poema encuentre su camino, que descanse en paz,
Así debe morir cada poesía, a manos de su poeta
© Lam
donde el eco de mis palabras llena el vacío,
escribo versos que brotan como el aliento,
la última obra que nace de mi ser interno.
Mis manos trazan palabras con delicada urgencia,
cada línea, un susurro; cada punto, un final,
cada estrofa que surge es un adiós que se libera,
un sueño que se plasma en la inmortalidad del papel.
He amado, he sentido, en poemas he habitado,
cada rima, un sentir; cada pausa, un suspiro.
Ahora, el final de mis escritos silenciosamente llega,
y en la calma, mi pluma concede su último trazo.
Así, con la serenidad de quien ha compartido su alma,
sin temores, sin deseos, sin más lágrimas que derramar,
dejo que el poema encuentre su camino, que descanse en paz,
Así debe morir cada poesía, a manos de su poeta
© Lam
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