A veces tus palabras atraviesan mi llanto,
un llanto interminable,
que se derrama como ríos desbordados,
ahogando este amor que ya no respira.
Me arrastro por la sombra de lo que fuimos,
por el recuerdo de tus caricias,
que ahora son solo espejismos en mis sueños.
Y sé, con el alma desgarrada,
que al final de esta tormenta de lágrimas,
tú no estarás.
Pero aún así,
me aferro al dolor de tu ausencia,
me abrazo a cada lágrima,
como si en ellas pudiera encontrarte,
como si en este sufrimiento,
pudiera revivir lo que ya se ha perdido.

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