En los bosques sombríos y olvidados, oculto entre la espesura, habita un troll solitario. Sus ojos amarillos, como lámparas encendidas en la noche, observan el pueblo cercano desde la distancia. Él, criatura de la naturaleza, anhela la compañía de los humanos que moran al pie de la colina, pero el temor se apodera de su corazón.

Desde las sombras de los árboles gigantes, el troll contempla las vidas humanas con curiosidad y anhelo. Ve a los niños correr por los campos, a los aldeanos compartir risas y trabajo, y siente la calidez de sus hogares....