Córtate el cabello las veces que sean necesarias.
Inventa un nuevo modo de escape.
Abre una ventana en medio de arreboles.
Sé dulce, sé rebelde, sé alegre, sé tempestad.
Házlo, sin temor a perder.
¿Quién más podría marcharse?
¿Quién más podría espantarse?
Después de todo, se irán los que quieran.
Aquellos que no estén dispuestos a soportar.
Aquellos que se acostumbraron a lo normal.
No están hechos de tu estirpe de sueños.
No están dispuestos a desnudarse en vulnerabilidad.
Te reconoces dualidad y eso asusta.
Abres el pecho y el universo se expande.
Y eso aterra al más débil.
Eso encandila a quien prefiere vivir oscuridad.
Y sabes bien navegar en aguas claras y también en las turbias.
Házlo, drénate sin titubeos.
Escribe sobre todas esas cosas que te han traido hasta aquí.
Sobre la pérdida y el fracaso, el amor y su dolor, la ausencia y también la guerra.
Escribelo todo para que flote en la tierra.
Díselo con suavidad y también con aspereza.
Porque sé que te cansaste de esperar un abrazo que no llega, un atisbo de comprensión.
No quieres repetir tropiezos.
Y sabes que muchos se escaparán de tus letras.
Pero siempre escribirás.
Porque te cansaste de mendigar y aceptar.

© Emilia R.B