Oh, deseo de la humanidad unida
oh,
la salvación;

dime,
creyente de cuentos y profecías desesperanzadas,
¿cada cuantas lunas en el paraiso piensas?

Cada cuanto que el rio fluye,
y laten las venas al desesperarse la vida por sus dificultades,
cada cuanto que adversa el destino
o cuando asalta la melancolía;
fíjate que el honor y la nostalgia van de la mano...

Oh, paraíso aquí vamos,
oh,
paraíso falso,
un sueño humano más,
y dime que piensas aquellos que creen es una tierra de milagros divinos,
en la cara oculta de la luna,
la perfección de la dama fortuna;

dime si cuando piensas en el paraíso
ves tierra o sentimiento,
dime si ves fulgor dorado o un vacío donde no hay malicia alguna

muéstrame tu edén al descubierto,
tu aliento de vida
de donde quiera que haya venido,
tu voluntad.

Dime, dime, dime,
en qué piensas,
en qué pensamos
cuando del paraiso hablamos,
cuando dejas volar a tu imaginación
y entre tanto ruido de fuego y metal,
una imagen logras vislumbrar,
un reflejo en un momento,
un trozo de cristal de más allá
una pieza de espejo;

el sentimiento de un ideal,
de ideales de sentimiento
que tiene hasta el más pragmático,
el sentimiento ideal
del que ninguna religión se debería aprovechar.

© León de León