Si te has ido, nunca vuelvas
Si te has ido, no regreses,
la puerta se cerró con el eco de tu sombra,
y no quiero más manos
que hundan las raíces en mi pecho para arrancar el aire.
Estoy dispuesto a enfrentar el filo helado
de mi propia soledad,
la cuchilla de mi propia mala compañía,
porque si algo aprendí es que lo que destruye
también puede sanar,
siempre y cuando lo haga desde adentro.
Todo lo que ahora son ruinas,
cuerpos desmoronados bajo un cielo de ceniza,
alguna vez fueron flores.
Y yo, con los dedos llenos de tierra,
teñidos de la savia de mi...