El mar se lleva mis palabras.
Aquellas palabras, que envuelta en mi sentimiento más puro, una vez dije.
Mi nombre se grita, pero no se escucha.
Irónicamente, me veo opacada por un silencio.
Un silencio, que pronto se vuelve ensordecedor.

El mar me hunde y arrastra hacia él mis palabras.
Soy el escándalo, ese que la sociedad calla.
Escribo por un amor, por una pasión perdida.
Por el eco que retumba y con su sonido me impulsa;
pues se guarda en mí, y no me deja dormir.

El mar me hunde, pero antes siento.
Mucho se habla, y en verdad poco se expresa.
Mucho se dice, ¿pero de qué sirve?
Si se estanca en el recoveco de un alma que de vida está vacía.
La sociedad se está perdiendo; se pierde y se pierde.

El mar… ¡Hay del mar!
Que lo tomo por luz, aunque con cada uno de los pasos que doy;
llevada por el peso, la sobrecarga de todo mi sentir,
en el azul profundo de sus olas; me ahogo.

El mar… ¡Hay del mar!


© Quilen_sb