En cada rincón, tu ausencia se siente,
aunque falte tu aliento, tu esencia se mantiene,
cada línea que escribo, es un lamento latente,
abuela, en mi corazón, tu amor siempre prevalece.

Anthony en silencio, su corazón grita en cada palabra,
en cada verso, la tristeza se desgarra,
abuela, esta carta es mi forma de aliviarla,
he compartido mi creación más sincera y clara.

El tiempo nos cambia sin pedir permiso,
ya no soy aquel niño con el mismo hechizo,
aun así, en mi cuarto, sonrío con un poco de juicio,
recordando los momentos contigo, en cada matiz.

Mi hermano ha crecido, el tiempo no se detiene,
ayer éramos dos, la vida nos mantiene,
el balón era nuestra corona, nuestra escena,
ahora, en este mundo, la tristeza nos contiene.

De niño, tu presencia llenaba mi soledad,
ahora, en la distancia, siento tu ausencia de verdad,
quién lo diría, también he amado con intensidad,
abuela, me guías en esta oscuridad, con tu bondad.

Experiencias vividas, historias compartidas,
cada página de mi vida, está marcada e impresa,
personas y besos en el pasado encerradas,
mi refugio son los versos, en ellos me endereza.

Sonrisas que no volverán a iluminar mi cara,
en la tinta de mis versos se desgranan para siempre,
miradas que hablan, palabras que no sacian,
el dolor de la soledad, un vacío que me envuelve y enjaula.

Cada caída me sumerjo en mi universo,
donde el papel es cómplice de mi verso,
abuela, eres mi faro en este universo,
gracias por ser mi más bello y eterno converso.

Una carta al cielo, mi corazón te nombra,
la tinta es el mensajero, en ella mi sombra,
espero que en tu morada esta carta asombre,
abuela, en cada palabra, mi amor se escombre.

Frente al mar, escribo con añoranza,
que estas palabras te alcancen con esperanza,
que en tu paz eterna encuentres bonanza,
siempre presente en mi vida.
© Darcko