...

6 views

La invitación
«Para E.V.

Querido amigo mío.

Sabrás, cuando recibas esta misiva, que por fin he llegado a mi destino. Recordarás como te hastié en cada una de nuestras tertulias poéticas, mencionando incesantemente mi sueño extraño de estribar mi vida entre estas arenas costeras y residir aquí, como lo hace un ruiseñor entre los matorrales europeos. Soñé, durante mi penosa vida en nuestra gris y tediosa ciudad, con vislumbrar cada día los ocasos que se tienden sobre el océano, que siempre imaginé como la cascada áurica que accidentalmente desparrama el copero celestial sobre el firmamento.

Ciertamente, amigo mío, se viven aquí otros aires; no hay tantas telarañas eléctricas tejidas sobre las calles y sendas, como en la ciudad que nos dio la vida. Las mozuelas caminan inexplicablemente resplandecientes y poseen un no sé qué en lo sinuoso de su andar que me ha dejado la inspiración para componer mil sonetillos, ¡¿de dónde han salido tantas poéticas beldades?! ¡Qué vengan los pintores; pintaremos el lienzo del paraíso inspirados por los rostros más sutiles y fulgurantes que aquí se encuentran!

Indudablemente me emociono. Hay un universo de detalles desconocidos para mí en estos lares. Me he dado cuenta ahora, con cierta melancolía y cierta beatitud, que viví como un perro penitente en aquella ciudad, en aquel Tártaro emético. Sobrevivir, trabajar, sobrevivir, trabajar y trabajar no es algo digno para nosotros. En este lugar el menester de la sobrevivencia resulta manejable y sencillo. ¡Aquí el ambiente destila magnificencia y esplendidez!

No es muy largo este mensaje, pero ahora sabrás lo justo y así te animarás a quedarte perplejo ante tanta preciosidad que aquí se derrama. ¡Ya es hora de que dejes por un rato el hastío de la ciudad, podrás hacer aquí tus caminatas e inspirarte en lo maravilloso en lugar de lo repugnante para darle forma a tus versos! ¡Ven a deleitarte y a hundirte en la poesía de lo hermoso!

¡Esperando tu visita!,

K.»
© Engel Volkov