Caminamos juntos bajo el cielo nocturno, la noche era cálida y fresca a la vez, temia a la oscuridad y por ello me tomó la mano para avanzar, ella y yo nos conocimos en un eclipse lunar, no le prometí nada, solo el hecho de no volver la vista atrás, queria recomenzar y quien mejor que una mujer bella como las artes creadas desde el principio mismo, siendo tan divina y tan mortal, tan dulce y tan real, tan simple y extraordinaria como el amanecer.

Pronunciar palabras de amor ante su naturaleza era tan sencillo, ya que, cada verso o lirica de poesía fue dicho o hecho tan solo para ella, ni la diosa frella o la princesa Dina eran comparables a sus encantados manjares, a sus delicadas curvaturas y a su inmortal manera de besar, aunque besaba su as y envés en el mundo de aquellos que duermen, sabía que la realidad sería aún más especial.

palabras de amor, quería recitarle y sentirme el Rey de los amores, subir al paraíso y robar el codiciado vellocinio de oro que cubría su angélical ser y ser ladrón de sus hoyuelos, de su risa contagiante y excitante, de su corazón completo y palpitante, ser aquel y este que formados en uno se dirijan hacia el mundo de Dónde viene tan inigualable persona.

palabras de amor a ti, sé que tan solo pensé, lo quise decir pero tan solo lo escribí y al final del tiempo y del espacio que nos queda, seré o seremos más allá de las palabras una unidad de amor real.

Ezequiel Rizo
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