En Madrid al alba
de un mayo inclemente,
surge el eco potente,
de un pueblo decidido.
contra el invasor
que en su afán forzado,
pretendía someter con poderío.

Por las calles de Atocha
y la Puerta del Sol,
resuena el grito potente,
de la resistencia,
hombres y mujeres,
con gran persistencia,
defienden con valor su corazón.

Con fusiles y trabucos
en la Plaza Mayor,
se alzan las barricadas
con coraje y ardor,
se defienden como pueden
si ceder al terror,
aunque caigan, otros llegan,
madrileños de honor.

La artillería retumba
en el Parque del Retiro,
mientras se combate
en la calle Toledo,
el pueblo de Madrid,
con fervor de guerrero,
se enfrenta a la opresión
Sin temer el desafío.

Mujeres de Lavapiés y Chamberí,
con coraje digno,
no ceden ni un pie,
mientras en las Ventas
y en el barrio de Salamanca,
se teje la historia,
la libertad que se afianza.

Heroico dos de Mayo,
día de sangre y de gloria,
donde el alma de Madrid,
orgullosa se levanta,
con navajas de Albacete
y espadas en ristre,
se enfrenta a la injusticia
que cruel se adelanta.

En los callejones
de la calle Preciados,
se decide el destino
con cada disparo,
el coraje de Madrid,
la pólvora y el estruendo,
son la mezcla ardiente
de aquel fuego interno.

La Puerta de Alcalá
y el Puente de Segovia,
escenarios clandestinos
de la mítica epopeya,
donde la Casa de Campo
y el Palacio Real,
reflejaron el valor
de las gentes más bellas.

Carabanchel también se ha alzado,
trabajadores en las calles,
hacia la plaza del progreso
gritan por la libertad,
pues el barrio avanza unido
usan de arma sus herramientas,
contra el vil francés que intenta
aplastar su dignidad.

Recordemos
con respeto y honor,
a los héroes
que en aquel día de ardor,
con su sacrificio
y su amor a la tierra,
escribieron con coraje
su leyenda más sincera.

Madrid haciendo gala
de bravura inmortal,
con su sangre en adoquines
la revuelta inició,
con el alma ardiente
y rugiente corazón,
plantó cara al enemigo
que la ira encendió.

© M.Aokigahara