Luchando con mis días, se acelera su fin, sentirse imperturbable por la ruleta; es lo que queda, sí. He demostrado lealtad a la zona más oscura del proyectil, se me han sido reveladas un par que puede ser sencillo de codificar.
No querer estar aquí es lo que me enferma, prefiero ilusionarme por las mareas y la arena en mis pies, quisiera verificar si me puedo comunicar conmigo otra vez, miro una caracola y reposando en ella; escucho su agraciada voz.
No me dejes aquí tirado, dulce playa, has sido mi despertador desde ese acontecimiento, cierro los ojos para a aclarar, y ese olor a comida fuerte me genera náuseas.
Querido amor, no te vuelvas a preocupar, parece que así, soy capaz de analizar, reviso la pared blanca y se mueve como las olas, aquel bichito se ha salido con las suyas. Tal vez, debí escucharme más, pero ahora solo quedan pocos lamentos para avanzar, mis piernas se debilitan y caigo en el suelo, el que me hizo sentir desamparado.
No me importa, puedo a hacerlo solo. Me veo en las claras aguas, estrechando mis manos con una silueta inusual; me examino en breve, un grito de espanto se propaga en el lugar, no es más dolor, es ver que ya no soy yo.


© Ariazz