En los ojos cansados, el llanto aún brota,
como mares de fuego que el alma azota.
Mis días se tiñen de sombras y dudas,
y en mi mente tres preguntas son mudas.

¿Por qué no vi antes el engaño cercano,
la verdad disfrazada en un gesto lejano?
¿Por qué pensé ser la luz en tus días,
si nunca fui más que eco en tus melodías?

¿Por qué tomé tus palabras sinceras,
como si fueran promesas eternas?
Creí ser el dueño de tu pensamiento,
cuando en realidad era solo un fragmento.

Te abrí mi corazón, lo entregué sin temores,
y tú te colaste, raíz de dolores.
Te hiciste un rincón en...