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Solo queda el vacío indiferente de dos ángeles
paralelos, de palmas que no se tocaran, de igual
manera no recuerda haber sido imperfecto más le
hubiera gustado serlo, si el amor humano es de los
voltajes más bellos. Se siente el dolor de una terapia
de shock; el placer del fervor, el hervor del sentir.
A la vez uno se convierte en un adicto al regazo que
con solo dos horas de calor abriga por el resto de la
semana, y cada que el efecto se difumina vuelve por
la dosis casi de forma sagrada.
Transitan las semanas, las décadas, los declives, las
enfermedades …
Estimado amor humano, lo finito de tu existencia te
ha condenado a reposar bajo una fría capa de
concreto. Los gusanos están de banquete y tus hijos
yertos sin forma de rebobinar los momentos. Sin
embargo, me cuestiono: ¿Quién se robo el recuerdo?
Mientras la reverberación silenciosa se consume en la
duda de su propio eco.

© letrasdetrasnoche