Cuántos grarnazos sobre las piedras molidas de tus tumbas, cuántos pedazos póstumos debajo de tu vientre valiente y el mate de tilo alumbrando tu torso encubierto, no más seas la cómplice de un adiós sin retorno.

Pero y pudo haber sido la cigüeña que trajo noticias indómitas, más la luna meretriz fue la informante maliciosa de los gritos sin gloria de los que ahora dicen que no te conocen, pero más tarde te adoran, y de lejos apuntan el pulgar hacia arriba dando como válida tu despedida, se sirven de tu mesa y ya al final no les importas pero pregonan la amistad que nunca les tuviste.

Mas un "quizá" circunspecto se escapa del cielo, un horrendo manantial oscuro se tiñe en su desespero, pero cuántas lagrimas tristes hay sobre el espejo con un final infeliz e infartante, digno del chisme y de la murmuración.
Cuántos miedos absortos, todos fenecidos, todos ya muertos..

Creo que pudo haber sido el tiempo, el mármol marchito de tu último invierno, más fue el odio de un marchar de sorpresa de quien escribió los últimos epitafios de tus últimos versos.
Cuántos momentos inolvidables a tu lado, dignos de en el infierno… te espero…
© cjgzz