La vida es un cuchillo de chef,
afilado en su danza, un vaivén,
corta lo innecesario,
guiándonos con precisión también.

Sobre la tabla de cortar,
sueños y anhelos se despliegan,
cada rebanada, una historia,
cada golpe, nuevos caminos que llegan.

La sartén calienta los momentos,
donde risas y llantos se entrelazan,
a veces el fuego arde fuerte,
otras, un suave encanto que abraza.

En la olla hierven emociones,
mezclando ingredientes del presente, con bienestar,
nutriendo el alma en cada paso,
con sabores que endulzan, plenos, para motivar...

Las cucharas medidoras enseñan
el balance entre amor y constancia,
un toque aquí, un poco de calma,
y la vida se convierte en una danza...

La batidora calma el caos del ser,
mezclando lo que anhelamos lograr,
en cada batir, en cada latido,
sueños que nos impulsan a avanzar.

El colador filtra las tristezas,
deja solo lo esencial brillar,
a veces soltar es necesario,
para que lo especial pueda estar.

El rallador nos dice al oído,
que el ayer ya no debe pesar,
lo que importa es cómo hoy decides
cocinar tu paz, tu lugar.

Las tijeras de cocina son elecciones,
cortan cuestiones que ya no son,
abren caminos hacia nuevas visiones,
un arte vital en cada elección.

La cazuela guarda momentos buenos,
donde el silencio da vida a la risa,
alegrías que luego compartimos,
cocinando la vida, cual buena brisa.

El cernidor separa lo útil,
de lo que ya no necesita lugar,
en cada paso, así sucede,
pues la vida nos invita a filtrar.

El tenedor nos recuerda, presente,
que en cada instante hay que estar,
haciendo una cosa a la vez,
pues el tiempo no espera, hay que amar.
Hoy leíste poesía sobre utensilios de cocina,
si te gusta rimar o escribir, puedes seguir leyendo o plasmando tu idea,
y lograrás expresar lo que en ti se pasea.

La creatividad es un ingrediente, ten presente, que rimar surge de repente...
Así que toma tu pluma, deja fluir tu pasión,
en cada estrofa hallarás tu propia canción.



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