Haré de tu cuerpo mi compañía para dormir.

Mi muñeco favorito entre los demás en el estante.

Amo esos ojos tuyos que se ocultan detrás de unos inútiles lentes.

Los pondré en un marco para admirarlos como el mejor arte jamás hecho a mano.

Revuelves mi corazón con cualquier palabra que venga de tus dulces labios.

Mi chico tímido.

Quiero comerme esos largos dedos tuyos con los que acomodas tu cabello de forma penosa.

Pones mi mundo de cabeza en un solo suspiro.

¿Cuándo tendré tu cabeza entre mis temblorosas manos?

Déjame morder tu lengua hasta mojarte en rojo, amor mío.

Siempre tienes esa hermosa mirada agachada al suelo. ¿Es tan difícil adivinar que quiero que seas mi cena romántica?

Admito que las palabras no son lo mío en este tipo de melosas situaciones.
Así que déjame hornear mi corazón en un pastel hecho especialmente para ti.

Quien sea el alimento del otro no importa. Al menos permíteme probar tus abultados labios.

Tengo hambre de ti.

Te dejé una carta en tu casillero, ¿la habrás leído?

Por las noches nos imagino gozando de la sangre de nuestros enemigos mientras hacemos crujir la cama como bestias en celo.

Aliméntate de mi como quieras cuando quieras.

¿Acaso no soy suficiente para tu tímido paladar?

Nos deseo juntos hasta la muerte, y por eso mereces que me alimente de tu cuerpo virgen.

Babeo de solo imaginar tu excitante fluido recorriendo mi garganta.

Hagamos de nuestra unión una adicción mortal.

¿Me aceptarás así de podrido?

Te esperé bajo los árboles que lloraban por el brusco otoño.
La ansiedad devoraba mi estómago ante el silencio de tu ausencia.
Pero la presa llegó corriendo hacia su cazador y devoró sus labios como si fueran la única fuente de agua para vivir.

Gozemos de nuestro amor y consume lo que soy capaz de ofrecerte.
Mi cuerpo y sentimientos manchados de pecado.

¿Tienes hambre de mí, mi chico tímido?

Retuerce mi mente y sonríeme mientras llenamos nuestros cuerpos de nuevas sensaciones prohibidas.

Porque tú eres la manzana prohibida.


© All Rights Reserved