...

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Anima sine catenis
La única aparente realidad ante mí,
que cansa mi vista y toda mi personalidad
erosiona mi pétreo ego
llena de mentiras,
pero hay una que destaca
una que no me puedo tragar,
y que es forzada en mi suave garganta sin poder siquiera actuar;

subordinado a los juegos de presa y cazador,
y demás falsedades
el cuerpo desertor;
estertores de dolor
el que me mira en el espejo no soy yo.

No soy hombre no soy bestia,
ni humano ni flor ni planta ni forma,
ni un solo arquetipo nombrado
que en red de seda el alma entelaraña
no soy siquiera el soñador
ni el poeta;
soy el sentimiento puro que forja mi anima liberas
anima sine catenis,
mi alma sin cadenas.

Al final qué importará;
piensa el placer...
Todos muñecos vacíos,
recipientes de historias que les preceden,
juguetes de propaganda dictatorial;
paradoja.

Un mundo que se revuelve alrededor de estos insectos que osan juzgarme,
hormigas de la más absurda idiocracia
pulgas chupasangres que saltan de afiliación y alianzas,
¿cómo ha de engañarme el destino ante tales desesperanzas?
¿cómo ha de calmar la emoción mi alma?

Si estoy rodeado de juguetes...
Perfume de naranjas
y una lluvia de color amarillo,
surrealismo y sueños de depravación al límite,
la mentira de la rebelión
el esclavo en la contra esclavo por siempre y atenta está,
la Luna al vals que bailo pisando la sangre ilusoria sobre el suelo;
quiero arrancar todo el falso papel que pinta este escenario
barrerlo todo en ácido,
y volar,
lejos de aquí
lejos de mi cuerpo y de todos mis conocidos,
arrancar las páginas de este sucio libro que me ahoga
que me ahorca y no me deja respirar
que no me deja hablar y me torura:

Hasta parece doler la más serena calma,
y el ansia pura,
de desear deseo nunca amaina
y la búsqueda eterna
de lo que me arrancó en otra vida a latigazos de cadena la nostalgia,
quiero sangrar sobre el suelo
y que con mi sangre sangren todos los que nunca sangraron,
que paguen los peones del artificio paradójico de este teatro,
el teatro del género humano.

Y en la locura de susurrar cuando no se habla en alto,
de los pensamientos que nunca son repetidos ni contados,
en todo he pensado;
en cada posible historia de depravación
quizá por aburrimiento o por afrenta a la religión,
yo soy placer
y yo no soy yo.

Soy el opuesto a mi honor y orgullo y a la vez la única recompensa a sus esfuerzos,
otra señal de la esclavitud imperante
otra señal de la imperfección reinante:

Un Alma Sin Cadenas, más que las ganas de ir por la contra, es;
un alma plenamente a la tierra encadenada.

© León de León