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¿Hasta dónde llega el amor? minipoemario #5
IV

Mi mano en la mano de mi amada,
en la reserva aún me quedan un par de caladas,
acarició su fina tez y mi tacto se distancia,
palpo miel helada,
palpo hormigas alborotadas,
palpo corrientes de viento,
palpo lo impalpable
de este éter afable.

Ya se vierte mi plácido orbe
sobre la nube de hielo,
tras las puertas del lucero,
las personas ya no son personas
son entes en plena ataraxia,
las calles de oro colorean la túnica de mi alma.
Y en la tierra oscura
fermenta caldo de cultivo
sazonado de lágrimas y miasma,
una borrasca de amargura
negruzca y vasta.
De igual manera el padre
no me considera egoísta
si yo carezco del regocijo
de toda memoria terrenal,
y basta tan solo un trecho de tiempo
para que en la memoria de los vivos
mi figura ya no exista.

© letrasdetrasnoche