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La Amerindia
CANTO I
Ni musas la requiere sólo el llanto,
Ni aleve alevosía más la guerra,
que hicieron de la tierra alguno tanto
de España el caballero a la esta tierra,
que habré de referir de canto en canto,
con pluma algo lejana que no entierra,
lo cierto que la hazaña ha sucedido,
y a tenerla así, al canto, me decido.
Diré del Inca, Azteca, referencia,
y de cuanto aquel imperio por yugo,
de dioses según tales la presencia,
no fuera más divino que verdugo.
Y en tanto fue del todo preeminencia,
el oro, la codicia, aquel desjugo,
de males todo mal la movedora,
y de almas en pobreza, cazadora.
América del Sur y Norte y Centro,
entonces navegada y recorrida,
de mares fuera, a paso, y valle dentro,
de poca gente vista y conocida,
fue en siglo al que refiero, el encuentro,
y de muchas naciones preferida.
Y cual suele ser postrer buscarla,
se dijeron vamos, a conquistarla.
© All Rights Reserved
Ni musas la requiere sólo el llanto,
Ni aleve alevosía más la guerra,
que hicieron de la tierra alguno tanto
de España el caballero a la esta tierra,
que habré de referir de canto en canto,
con pluma algo lejana que no entierra,
lo cierto que la hazaña ha sucedido,
y a tenerla así, al canto, me decido.
Diré del Inca, Azteca, referencia,
y de cuanto aquel imperio por yugo,
de dioses según tales la presencia,
no fuera más divino que verdugo.
Y en tanto fue del todo preeminencia,
el oro, la codicia, aquel desjugo,
de males todo mal la movedora,
y de almas en pobreza, cazadora.
América del Sur y Norte y Centro,
entonces navegada y recorrida,
de mares fuera, a paso, y valle dentro,
de poca gente vista y conocida,
fue en siglo al que refiero, el encuentro,
y de muchas naciones preferida.
Y cual suele ser postrer buscarla,
se dijeron vamos, a conquistarla.
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