...

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Dear J
Agradezco ya no estar sentada en la banca trasera. En una esquina putrefacta de aquél infestado lugar rodeado de vacíos, vacíos que gritaban superioridad.

Aprecio no tener que esperar tu mención, ni mucho menos, añorar que tu mirada se posara en mí. Escribir con desespero mientras me moría por dentro para colmar el gran incendio que dejaba tu ausencia, tu desinterés, tu egoísmo.

Algunas veces, apretaba el lápiz en la palma de mi mano para intentar concentrar mi dolor en otra cosa, desafortunadamente, siempre ganaba el dolor de mi latente corazón que solo quería un abrazo. No de cualquiera, solo de unos brazos que imploraban salvación pero que al mismo tiempo,...