La misericordia acabó en discordia
por la escoria de un cordón
de hastios recuerdos.
Estoy a dos pasos de un recreo
donde recreo la maqueta
con mi división en arte.
Deambulan en mi memoria y
pego sin delicadeza las partes.
Mis arterias coronarias disimulan y
los sentimientos no oxigenan
al corazón por sufrir innecesarias
carencias emocionales.
La disociación se ha vuelto de nuevo rutina,
urticarias por la penitencia
de tener que disipar
mi naturaleza con medicinas.
"Elaboro un plan por la insolvencia
de mi alma divergente ya vendida"
Y...
Que manera desgraciada;
exiguas páginas con
una angina al ingeniar.
Angustia por codiciar y
congeniar en el interior...
Aunque exista hoy negación,
acceder a la reacción de la irrigación y
a mi deshojado árbol poder regar
con cesio para activar la detonación.

Irrisorias narraciones con
renglones inclinados al no
tener confianza de lo que soy.
¡Me pido perdón!
Pero me pregunto...
¿Cuán lejos estoy?
Y...
¡Tengo miedo!
El reflejo está sujeto al cuello.
Mi amuleto de disparejos
parajes de estación momentánea.
¡No dura lo que quiero ser y
vuelvo a hacer absolutamente nada!
Aciaga impertinencia
que nunca llenó mi alma.
¡Ya no veo!
Lloro helio por quitarle consideración
a las emociones que establezco.
Ellas flotan y
soban paulatinamente el cielo.
El dirigible transporta
mis indigentes quejidos y
al estar vacío no reúne los fragmentos.
Duermen en la acera mis proyectos y
los objetivos se van desprendiendo.
Todos son parte del sendero
desafortunado, clandestino y pasajero.

Pero dime materia grisácea...
¿Dónde está el fallo?

Callarme inoportunamente;
las respuestas hallas,
pero no tallas las mismas
para que haya un cambio convincente.
¡Lo intento!
Pero...
Desisto...