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6- Silencio por Ángel
Silencio de la noche dulce y divino
Sentado el hombre en el trono de la iglesia con su laurel en la cabeza me observaba con tranquilidad
El fuego de las velas calentaba nuestra madriguera
Y de su fuerte voz una tarea se me encomendaba.

El espíritu Santo me había escogido para ser su sombra
Pues mientras él está en la luz, alguien debe yacer en la penumbra.
El padre decía que yo sería el protector de los sueños de mi virgen querida
Mariposa blanca que calma los temblores de mi corazón.

Tomé la mano del ángel y renuncié a la luz de los días para vivir eternamente en la soledad,
Sin vuelta atrás mi cabellera blancas se tornó.
Y Sobre el techo de cristal colorido la única fuente de luminiscencia que no me haría daño ahora, sería la de las estrellas.
Un bello sentimiento recorría mi alma pero mi pecho dormido ahora estaba...

Gritos de muerte
Los ojos fervientes clavados en mi piel para siempre
los llantos mendigos despeinaron mis dientes
he inscrutada la ansiedad del hombre ahora en mi cuerpo de perro cómo pulga mordía.

Oh virgen María por favor disfruta de tu hermoso día
Recordando la música de tu pandero por madrugada
Me hacen falta las luciérnagas de tu cuerpo para ver de noche.
Pues de puros tácitos y fríos monstruos es la pesadilla en la que habito...
¡Oh virgen Santa que de tus labios de agua potable podía sobrevivir!

Una tristeza en tristeza cruza los rangos tonales del coro en la iglesia
Y las cadenas sujetas a mi cuello por el arcángel son tan dolorosas
Como quisiera transmigrar hacia tus brazos
Y que calientes con tu amor los fríos senderos de mi piel sin sangre.

Pero simplemente no puedo hacerlo
He roto la armonía del universo
Solo puedo recordar tu mirada cariñosa como la media luna que hoy nace de mi muerte en vida
¿Acaso he sido ciego al aceptar la invitación de mi padre con tan solo 8 años?
¿Por qué tenias que ser tú la cruz que debía cargar y no la que debía llevar en el pecho?
Hoy te amo, y no se mira más grave tristeza que la mía.
© Diego Ojeda rain