No sé de filosofía y mucho menos de poesía...
lo único que sé, es que falta algo en mi pecho
fiel recordatorio cada vez que muere el día
de lo que puede ser y de lo cual sospecho.

Quisiera tener la certeza cuan roja es la cereza
o el secreto del alma en inocente mirada
pensamientos que se clavan en mi cabeza
de cual Arturo en su roca la espada.

He dejado de sentir lo que es calor y frío
y si existo es porque aire sé que respiro
aunque ni siquiera de eso hoy me fío
cada vez que en envejecido espejo me miro.

Así como la noche pierde sus estrellas al llegar la alborada
o como la inocencia se desvanece al cruzar el umbral de la madurez,
siento que lo perdido no me ha servido de nada
más que para evidenciar un tiempo de innecesaria estupidez.

El por qué no siento pena ni experimento amarga condena
como hasta ayer así creía que lo sentía...
al parecer quedé libre de sentimentales cadenas
asumiendo el costo de que también algo perdía.


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